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Vivienda sustentable en Centroamérica y México: entre el potencial transformador y los retos de implementación

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Los inversionistas que deseen entrar al mercado de vivienda sustentable deben leer las señales con inteligencia: los proyectos con respaldo institucional y capital multilateral pueden ser una oportunidad sólida.


La vivienda sustentable en Centroamérica y México se presenta hoy como una respuesta urgente a una serie de problemáticas estructurales: rezago habitacional, cambio climático, exclusión urbana y concentración de población en zonas vulnerables. Desde los gobiernos y organismos multilaterales se están impulsando planes ambiciosos —como el millón de viviendas anunciado en México o los fondos de inversión de impacto con enfoque climático que avanzan en países centroamericanos— que, sobre el papel, marcan una ruta clara hacia modelos de vivienda más eficientes, resilientes y socialmente inclusivos.


Sin embargo, cualquier análisis serio debe ir más allá del entusiasmo inicial que generan los grandes anuncios. Es necesario contrastar estos planes con la realidad institucional, presupuestaria y política de la región. Y es precisamente desde esa mirada crítica —sin sesgos partidistas, pero con plena conciencia del contexto— que debemos evaluar si estas metas son realmente alcanzables o si estamos ante propuestas con buenas intenciones pero escasa viabilidad operativa.


En el caso de México, el anuncio del gobierno federal de construir un millón de viviendas, muchas de ellas sustentables o con criterios sociales y urbanos más integrales, es sin duda una buena noticia. La inversión proyectada, cercana al 1% del PIB, es significativa. Pero también debemos recordar que históricamente en México muchos programas de vivienda han enfrentado cuellos de botella: licitaciones poco transparentes, falta de coordinación entre niveles de gobierno, y dificultades para detonar vivienda donde realmente se necesita, es decir, en zonas con servicios, conectividad y oportunidadeslaborales.


La reconversión de viviendas abandonadas, que forma parte central del plan, también conlleva retos: en muchos casos, estas propiedades se ubican en zonas periféricas, con baja demanda y con altos índices de inseguridad o desarticulación urbana. Si bien el enfoque de rehabilitación puede ser más sustentable que construir desde cero, la reactivación de estos polígonos requiere más que recursos financieros: demanda estrategia territorial, infraestructura y participación social. Y esos factores no siempre avanzan al mismo ritmo que los presupuestos.


Vivienda sustentable en Centroamérica y México: entre el potencial transformador y los retos de implementación


En Centroamérica, los fondos de inversión de impacto están ganando terreno. Según el último reporte de la Plataforma IIC, más del 55% del nuevo capital invertido tiene enfoque climático, y se están canalizando millones de dólares hacia sectores como agua, energía y vivienda. Esto representa una gran oportunidad para el desarrollo inmobiliario sostenible, sobre todo considerando que en países como Guatemala o Honduras, la demanda por soluciones habitacionales dignas y resilientes es altísima. Sin embargo, la debilidad institucional, los ciclos políticos cortos y la falta de continuidad en políticaspúblicas siguen siendo obstáculos estructurales en la región.


En este escenario, los inversionistas que deseen entrar al mercado de vivienda sustentable deben leer las señales con inteligencia: los proyectos con respaldo institucional y capital multilateral pueden ser una oportunidad sólida, pero requerirán análisis profundo del riesgo político, jurídico y de ejecución.


Apostar por vivienda verde o urbana con impacto social es una estrategia válida, pero no necesariamente rápida ni sencilla. La sostenibilidad, en este contexto, no solo debe medirse en términos de eficiencia energética o materiales reciclables, sino también en la capacidad del proyecto para sostenerse en el tiempo, en un entorno institucional que suele ser volátil.


En resumen, sí existe una ventana de oportunidad para que la vivienda sustentable se convierta en un eje transformador del sector inmobiliario en México y Centroamérica. Pero no basta con tener buenas ideas o recursos disponibles. La clave estará en la ejecución: en diseñar proyectos realistas, en fomentar la colaboración entre actores públicos y privados, y sobre todo, en no perder de vista que la sustentabilidad también implica cumplimiento, seguimiento y responsabilidad de largo plazo.


Por: Miguel Álvarez del Castillo*

*El autor es director de CIMAC, Cartera Inmobiliaria.


Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Centroamérica.



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